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Por Qué Viajar Es Importante

Hay quien considera el viajar una pérdida de tiempo y dinero.

Yo no.

Al contrario, considero que es una de las mejores inversiones que podemos hacer.

Viajar nunca fue tan fácil y económico como ahora, y por muy ocupados que estemos siempre hay un hueco que podemos utilizar para un viaje.

Y si no encuentras ese hueco, entonces tienes un problema, pues no por estar más ocupado se es más productivo, más bien al contrario, quien está muy ocupado casi siempre está siendo poco productivo.

Como dijera Sócrates: “Ten cuidado con la improductividad de una vida ocupada”.

Estas son mis 10 mejores razones para viajar más a menudo.

1. Disfrutas de la Vida

Al viajar descubrimos y experimentamos cosas nuevas, las cuales muchas de ellas hacen que disfrutemos de la vida de forma distinta a como estábamos habituados.

No quiero decir que uno no disfrute de la vida cuando no está de viaje, o que se tenga que viajar para disfrutar de la vida, pero es cierto que cuando uno viaja hace cosas que no suele hacer normalmente.

  • Descubrir y probar nuevos sabores y olores, sobre todo con la comida.

  • Disfrutar de paisajes diferentes a los conocidos y de la arquitectura y monumentos del lugar.

  • Actividades al aire libre que no has hecho antes, y te gustan.

Cuando viajamos, como estamos en un sitio nuevo, el cual es posible que no volvamos a visitar en un largo tiempo, e incluso puede que nunca, nos “obligamos” a hacer muchas cosas, que de vivir en ese lugar seguramente no haríamos.

Además, cuando viajamos pasamos más rato en “modo contemplativo”, es decir, nos relajamos y experimentamos el momento a través de nuestros sentidos, lo cual nos hace disfrutar más de la experiencia.

Lectura relacionada: 51 Consejos para Vivir una Vida Mejor

2. Te Conoces Mejor

Conocerse bien a uno mismo es clave para poder llevar una vida feliz.

Para ello, necesitamos hacer dos cosas: (1) exponernos a cosas nuevas; y (2) hacer trabajo introspectivo, en el sentido de reflexionar y pensar sobre nosotros, nuestra vida y lo que queremos de esta.

Sin embargo, a causa del ajetreo diario, las ocupaciones y la rutina que nos arrastra, pocos son los que dedican el tiempo necesario a esas dos tareas.

Viajar es la excusa y la oportunidad perfecta para hacerlo.

No sólo porque al viajar irremediablemente nos veremos expuestos a cosas nuevas que antes no conocíamos de su existencia, sino además porque habremos desconectado de la vida que dejamos atrás (problemas, ocupaciones, rutina, etc.), lo cual propicia que dediquemos tiempo a pensar en nosotros y en nuestras vidas.

3. Valoras Más lo que Tienes

Hasta que no dejas de tener algo no lo valoras en su justa medida.

Estar fuera de lo que llamaríamos casa, lejos de ciertas comodidades y de personas que queremos, nos hace apreciarlas más a la vuelta.

Apreciar lo que se tiene es importante para ser más feliz.

Las personas tendemos a fijarnos y centrar nuestra atención en las cosas negativas que nos suceden, pero ¿y qué pasa con las cosas buenas? Están ahí, sólo hace falta que las aprecies.

4. Creces como Persona

Viajar es un desafío constante. En especial si viajas solo.

A mí también me gusta viajar con amigos, pero nada mejor que viajar solo para expandir tu zona de confort. ¿Por qué?

Simplemente porque tú eres quien toma las decisiones y el único responsable de sus consecuencias.

Estás solo y nadie vendrá en tu rescate ni te servirá de apoyo para superar todos los desafíos (y serán muchos) que te vas a encontrar:

Familiarizarte con la moneda, un nuevo idioma, encontrar alojamiento, aclararte en el metro (si hay) o bus, encontrar buena comida, conocer gente nueva, y un largo etc.

Viajar a lugares nuevos y enfrentarte a estos desafíos te coloca en la zona de coraje, expandiendo así tu zona de confort, y, consecuencia de ello, creces como persona.

Si aún no lo has visto, no te pierdas mi vídeo: Cómo Expandir Tu Zona de Confort

5. Estimulas y Desarrollas Tu Cerebro

En contra de lo que se creyó por mucho tiempo, el cerebro no es un órgano estático e inmutable. Va cambiando a lo largo de nuestra vida. A este proceso de cambio se le ha llamado neuroplasticidad o plasticidad neuronal.

De forma resumida, nuestras neuronas pueden aumentar o disminuir las conexiones con otras neuronas, y pueden conectar con neuronas nuevas con las que antes no conectaban, y dejar de estar conectadas con otras que sí lo estaban. E incluso se pueden formar nuevas neuronas, lo cual se conoce como neurogénesis.

La neuroplasticidad en nuestro cerebro ocurre básicamente en tres momentos: (1)cuando el cerebro está en desarrollo en la etapa prenatal y en la infancia; (2) en caso de daño cerebral, como mecanismo de adaptación para compensar funciones que se han perdido y/o para maximizar funciones que se tienen; y (3), la que más nos interesa aquí, el entorno en el que vivimos, nuestras acciones y cambios de comportamiento, el aprendizaje de cosas nuevas y las experiencias que tenemos.

Los numerosos estudios realizados sugieren que aquel aprendizaje que entraña un desafío puede llevar a desarrollar el tejido cerebral de una forma análoga a como el ejercicio desarrolla el tejido muscular.

Es decir, cuando aprendemos cosas nuevas que entrañan un desafío para nosotros o llevamos a cabo la práctica regular de actividades nuevas para nosotros, estamos entrenando el cerebro, dando lugar a la neuroplasticidad arriba comentada.

Por lo tanto, aprenderte las calles y hacerte un mapa mental de la ciudad en la que estás, aprender un nuevo idioma, tocar un instrumento, hacer ejercicio, meditar, e incluso jugar a videojuegos, son algunas de las actividades que promueven la neuroplasticidad, estimulan nuestro cerebro e incluso dan formación a nuevas neuronas.

Los 3 elementos clave para entrenar y estimular el cerebro:

(1) Novedad.
(2) Variedad.
(3) Desafío.

Viajar cumple con los tres. Por ello, viajar es uno de los mejores ejercicios que puedes llevar a cabo para estimular tu cerebro.

Cuando viajas a otro lugar, idealmente otro país, a más distinto del tuyo en el que vives mejor, te ves inmerso en un nuevo entorno, diferente y desconocido para ti, lo cual te obliga a estar en un continuo proceso de solución de problemas y de superación de desafíos.

Es como un entrenamiento acelerado condensado en unos días, los que estés en ese lugar, o hasta que todo te resulte normal y conocido, es decir, hasta que deje de ser un desafío para ti.

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